DE LA CENTRAMINA A LA ANSIEDAD – XIX Ver más grande

DE LA CENTRAMINA A LA ANSIEDAD – XIX

Nuevo

Al día siguiente también me tome para estudiar concienzudamente, media “centramina” y en plena noche, concentrado ante mi mesa de estudio, sentí una tremenda sensación de desamparo...

Más detalles

Más

Al día siguiente también me tome para estudiar concienzudamente, media “centramina” y en plena noche, concentrado ante mi mesa de estudio, sentí una tremenda sensación de desamparo. Me levante angustiado hasta el extremo. Solo, desubicado, perdido, recurrí a mis amigos y a un compañero que estaba en los últimos años de medicina. Me tranquilizo, creo que me hizo una especie de tila, me dijo que era normal. Aunque por aquel entonces no se conocían o no los llamaban así, acababa de sufrir el segundo ataque de pánico de mi vida, de hecho lo asocie mentalmente al primero que había sufrido años antes en una calle de Murcia, cuando creí que me había perdido y tarde en encontrar a mis padres.
Apenas dormí nada esa noche, me sentía muy mal, desbordado por la angustia, me fui a buscar al colegio mayor a mi amigo Pepe, para que me llevara a ver a su hermana que era médico y trabajaba en el hospital. Y así lo hizo, recuerdo lo difícil que me fue explicar la sensación de desamparo y miedo que sentía, nada aparentemente la había provocado, ni nada había cambiado a mi alrededor que hiciera racional explicar aquellas terribles sensaciones, lo cual agravaba mi angustia y mi impotencia. Me receto remedios caseros.
Regrese a Alicante totalmente vencido, sumido en la derrota. Y como un animal indefenso y acorralado buscaba el cobijo de los seres queridos en silencio, abrumado por el pavor. Mi padre me continuaba dando masajes cuando me notaba muy mal. Decidió por fin, hacer las cosas como él las hacía. ¿Dónde está el mejor psiquiatra de España? ¡El dinero y los cojones están para las ocasiones!. Le recomendaron un psiquiatra de Madrid y a él me llevaron. Guardo un buen recuerdo de él, fue el primero que me hablo del concepto de depresión y me dijo que la padecía. Me dijo también que fueran cual fuesen las causas, él no las conocía, pero lo que si conocía era un remedio para ella. Me hablo de los antidepresivos y me dijo que combinados con los ansiolíticos daban un resultado que me permitirían vivir una vida normalizada. Y eso hizo. A mis 19 años tome conciencia que padecía una depresión y empecé a tomar antidepresivos.
Las enfermedades mentales, marcan terriblemente y desbaratan la autoestima. Cuando uno siente que los demás pueden considerarte un enfermo mental, te vuelves totalmente vulnerable, nada puedes hacer que tenga valor o sentido porque siempre estará mediatizado por ese estigma. En cierto modo pierdes tu condición de hombre y te sientes un apestado. Solo te queda dar la cara, asumirlo y demostrarte con hechos y razones que eres capaz de ser tan lucido como los demás. Suponia que para el cojo andar a la velocidad de los demás, aunque sea renqueando, era un logro esencial que aunque no lo igualase a los demás, le permite no sentirse una rémora y por lo tanto poder sobrevivir oculto entre la mayoría. Estaba claro que me había quedado cojo. No obstante siempre he creído que el ser humano es a priori bueno, por lo que di por sentada la comprensión de mis amigos y mis familiares y así fue.
Mi enfermedad no era molesta, seguía siendo una persona bondadosa y afectiva, lo cual me facilito mucho mi reincorporación al estudio. De aquel curso solo aprobé la biología, y cuando me dispuse a coger el tren de vuelta a Granada y me vi en aquel vagón con personas desconocidas, de repente fui consciente de que si me sobrevenía otro ataque de pánico, que iba a hacer?. El tren estaba en marcha.
Afortunadamente hizo una parada en un pueblo anexo a Alicante y sumido en la desoladora sensación del derrotado me baje de aquel tren pres de inmensa tristeza. Tome un taxi y volví a casa. Era de noche.
Acababa de darle paso a una fobia que marcaría desde entonces mi vida. El miedo a viajar.

Lo grave de una fobia es que nunca se queda estancada, su tendencia natural es a crecer. Por lo que si un día tienes miedo a ir solo en el tren, al día siguiente te planteas que ir en autobús interurbano es igual de problemático. Y al siguiente, que si vas solo en coche te puede suceder exactamente lo mismo. Después piensas que desplazarte andando a un extremo de la ciudad, pueden despertarte la misma angustia. Y ya puestos, quedarte solo en la casa del campo o porque no en la tuya. Mi tendencia natural, era ir paliando estos problemas, al lado de alguna persona querida que me acompañara siempre. Esto te va poco a poco creando una dependencia total y una debilidad emocional manifiesta. Eres incapaz de responder con rebeldía. Y si tratan con dureza la asumes convencido de que la culpa es tuya. Y no alcanzas a rebelarte.
Como esta sintomatología te aboca directamente al suicidio, si conservas algo de pulsión vital, entonces decides hacer el mecanismo inverso. Es decir, te vas autoengañando al contrario. Primero piensas: si tan solo voy al quiosco de al lado y me entra angustia estando allí, en quince segundos he vuelto a casa y quince segundos puedo perfectamente soportarlo. Al día siguiente piensas que ir a la panadería esta como mucho a dos minutos de casa y dos minutos no es tiempo suficiente para que un ataque de pánico te supere.
Los antidepresivos y los ansiolíticos van haciéndote efecto y cada vez te resulta más fácil imponerte retos pequeños que sabes siempre deben ir a más y nunca a menos. El deseo por la recompensa que puedes obtener yendo a un sitio o a otro, viendo a este amigo o a aquella persona, hacen que la fobia no avance en negativo, sino que poco a poco se vaya retirando en positivo. Porque repito, sabes a ciencia cierta que nunca se queda inmóvil.

Reseñas

No hay comentarios de clientes por ahora.

Escribe tu opinión

DE LA CENTRAMINA A LA ANSIEDAD – XIX

DE LA CENTRAMINA A LA ANSIEDAD – XIX

Al día siguiente también me tome para estudiar concienzudamente, media “centramina” y en plena noche, concentrado ante mi mesa de estudio, sentí una tremenda sensación de desamparo...

Escribe tu opinión